Límites con respeto: acompañar sin herir, cuidar sin castigar
Por Anabel Cornago – El sonido de la hierba al crecer
Hay momentos en los que marcar un límite puede venir acompañado de lágrimas, enfado o frustración. Y es natural que eso remueva. Pero que duela no significa que esté mal. Establecer límites no rompe el vínculo: lo fortalece cuando se hace desde la conexión.

¿Qué es un límite?
Un límite es una referencia clara que ayuda a los niños a orientarse, a entender qué es seguro, qué es aceptable y qué no lo es. Es como un cartel amable que dice: “Por aquí, esto sí. Por aquí, esto no.” No porque queramos controlar, sino porque queremos proteger y enseñar.
Para muchos niños autistas, el entorno puede ser impredecible o confuso. Por eso, los límites sostenidos con amor dan estructura, orden y tranquilidad. Son anclas cuando todo lo demás parece inestable.
Sentir no es desobedecer
Que un niño se enoje o se entristezca ante un límite no significa que estemos haciendo algo mal. Las emociones son reacciones válidas, no pruebas de fallo. Acompañarlas sin invalidar es parte esencial del cuidado.
Un límite puede generar una tormenta emocional. Lo importante no es evitar la tormenta, sino acompañar mientras pasa: sin gritos, sin amenazas, sin retirarnos.
¿Por qué son especialmente necesarios en la infancia autista?
Porque muchas veces:
Les cuesta interpretar lo que se espera de ellos.
Necesitan anticipar lo que va a ocurrir.
Requieren más apoyo para gestionar cambios, frustraciones o exigencias sociales.
Se benefician de adultos que expliquen, no solo indiquen.
No basta con decir “así no”. También es necesario mostrar el porqué y ofrecer alternativas.
Respetar no es permitir todo
A veces se confunde la crianza respetuosa con dejar que todo valga. Pero no es eso. Respetar es acompañar con empatía, sin perder la claridad. Es cuidar las emociones, sí, pero también cuidar los aprendizajes.
Decir “no puedes hacer esto” no es lo mismo que decir “no puedes sentir esto”. El límite va a la acción, no a la emoción.
Cuando hay vínculo, el límite enseña
El límite sostenido desde el cariño no es una barrera, sino una oportunidad para crecer. Nos permite decir:
“Estoy aquí contigo. No todo se puede, pero no estás solo para aprenderlo.”